Uno de los locales que más me gusta de Barcelona para tomar un café, desayunar, hacer una sesión de coaching, charlar con una amiga o simplemente leer o escribir es el bar/cafetería del Hotel Alma de Barcelona. Situado en la Calle Mallorca, casi haciendo esquina con el Paseo de Gracia, este lugar tiene una energía especial que, en cuanto entras, te hace sentir relajada y bienvenida.
El personal es amable y encantador, el café exquisito y el desayuno – aunque yo solo puedo permitírmelo en ocasiones muy especiales – es de otro mundo. O mejor dicho, del mundo de los grandes chefs.
Hay algo muy seductor en pasar un rato en un lugar elegante, escuchando el sonido de fondo de las conversaciones de otros clientes, el tintineo de platos y cucharillas y disfrutando del aroma del café recién hecho. Por la módica suma de un café, que por cierto viene acompañado de galletitas y una trufa, pueda una pasarse horas leyendo, conversando o simplemente estando. Es un placer que, después de tantos años de ir con prisa, desayunar en baretos cutres donde la tele, la música y los gritos de los clientes hacen juego con la desgana y falta de educación del personal, la verdad, llamadme pija, me resulta un placer mimar a mi alma en un lugar cuyo nombre rinde homenaje a la misma.
Me han dicho que se come y cena divinamente. Aún no lo he probado pero, visto todo lo demás, no tengo la menor duda.