Ayer domingo pasamos un rato muy agradable en El Flea – Mercat de Segona Mà en la Plaza Blanquerna de Barcelona.
Mis queridas amigas Meritxell y Elisenda ya son unas expertas en el tema y parece que se han aficionado a la venta de los artículos que ya no utilizan (en este caso zapatos y bolsos). Este era su quinto mercadillo y me dejaron alucinada con el dominio de las técnicas de venta que han adquirido, desde la seducción a la coacción mas descarada, pasando por la organización del puesto que parecía una sucursal de Loewe. Acabé comprando dos pares de zapatos, de un número que no es el mío y encima me marché la mar de contenta. ¡Si eso no es saber vender…! Mi cuñada también se sumó al derroche ¿qué mujer puede resistirse a los zapatos? y mi hermano se entretuvo asesorándonos y entablando conversación con los vecinos de otros puestos. Todo un acontecimiento social.
En los tiempos que corren, me parece una iniciativa ideal que la gente se deshaga de aquello que ocupa espacio en sus armarios y que ya no volverán a ponerse. Darle una segunda oportunidad a todo tipo de artículos es ideal porque siempre hay alguien que encuentra un tesoro en aquello que otros piensan desechar. Dando una vuelta por el mercado terminé con un suéter, tirado de precio, que llevaré encantada y que probablemente volverá a reciclarse en un futuro mercadillo.
El ambiente es festivo, además nos acompañó un clima excelente, hay todo tipo de gente, interesante, cutre, alternativa, pija, normal (si es que hay alguien «normal»), familias, parejas. Se pueden encontrar joyas, como los zapatos de mis amigas, ropa muy pintoresca, bisutería de todo tipo, libros, artículos de decoración, discos de vinilo, ¡en fin! gran cantidad de cosas (y, no lo negaré, mucha porquería también).
Hacía tiempo que no iba a un mercadillo pero, voy a dar un repasillo a mi armario a ver si encuentro una excusa para ir a vender.
¡Feliz lunes!
60 and Up 