San Francisco, ¡Qué locura!

Haight-Ashbury

Esta es una ciudad que re-descubro cada vez que regreso. Hay tanto para hacer y observar que intuyo debe ser el sueño de más de un escritor o fotógrafo.

San Francisco parece suspendida entre Europa y los EE.UU. Tiene un clima mediterráneo, aunque endiabladamente impredecible. La frase que dice «Mi invierno más frio fue un verano en San Francisco» realmente hace justicia a lo que una experimenta en relación al clima en esta ciudad. Tan pronto hace un calor insoportable como se levanta una brisa helada y una neblina que asalta repentinamente a la ciudad y la sume en un ambiente frio y desapacible. Minutos mas tarde puede llover o hacer sol. Si decides visitar San Francisco, vístete a capas y prepárate para experimentar en un solo día todas las temperaturas posibles.

Dejando de lado los lugares más típicos (El Golden Gate, Lombard Street, Coil Tower, Fisherman’s Wharf) que, sin lugar a dudas, hay que visitar, te recomiendo que vayas a alguno de sus vecindarios más populares (Haight-Ashbury, Castro, Little Italy) y te dediques a observar a la gente que por allí pulula. Yo podría estar horas mirando y fotografiando personajes que dan para mucho (es una pena todo el rollo de la privacidad y la paranoia generalizada de espantarse cuando te toman una foto). Las pintas más estrafalarias las he visto en San Francisco. Gente colorida, desinhibida, chiflada, divertida y también, muy, muy perdida. Aquí hay cabida para todos.

Para mí una ciudad no solo son sus monumentos y calles más conocidas, también lo son sus habitantes y la idiosincrasia de los mismos. Esta ciudad es generosa, abierta, multicultural y educada. Aquí hasta los locos te saludan, «have a great day!» nos ha gritado más de uno.

Por último, algo muy importante en los viajes: la gastronomía. Esta ciudad tiene una oferta tan variada que no hay nada que una pueda desear comer que no encuentre en algún lugar. En general la comida es deliciosa aunque…no estoy hablando ni de Mac Donalds, ni de Taco Bell o similares. Comer aquí no es barato pero, si echas mano de YELP y buscas restaurantes baratos con buenas reseñas podrías quedar gratamente sorprendida. A mí lo que más me entusiasma son los desayunos. Esa cantidad ingente de pankakes con frutos rojos, mantequilla derritiéndose, miel de maple (maple syrup) y esos tazones de café en los que una podría sumergirse y darse un baño, me horrorizan pero a la vez me encantan.

Si decides venir a San Francisco, date dos días para disfrutar de los lugares turísticos pero déjate un par más para simplemente caminar, observar, comer y seguir observando el tejido humano de esta increíble ciudad.

¡Feliz martes!

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