
El verano pasado estuve tres semanas en Sri-Lanka. La verdad es que fui sin expectativa alguna. Era el primer verano que pasaría sin mi marido y una buena amiga me animó a acompañarla. Haremos un retiro de yoga y recorreremos la isla con un chofer, me dijo. Para ser sincera, tuve que ir al mapa a mirar dónde estaba nuestro destino. Un viaje atribulado pero inolvidable.
Sri-Lanka se parece en muchos aspectos al lugar donde nací, Venezuela. Está a la misma altura en el globo terrestre y por tanto, clima, fauna, vegetación, son muy parecidas. Incluso, disfruté de frutas como la guanábana que nunca más había vuelto a comer.
Si algo me llamó la atención de este país fue la paz, la tranquilidad y la armonía que se respiraba entre sus habitantes. Minu, nuestro guía, nos comentó que de los aproximadamente 22 millones de personas que viven en Sri Lanka, cerca del 70 son Budistas, 12,6 Hindúes, 9,7 Musulmanes y 7,6 Cristianos. Nos llamó la atención que, aparentemente, todos conviven, o convivían, en paz. Un bello país en vías de desarrollo.
Los ataques de estos días, como los ataques en cualquier otro día y lugar, son un sinsentido tan grande que resulta difícil comprender qué pasa por la mente enferma de quien los perpetra. ¿Qué puede esperar conseguir alguien volando hoteles, iglesias y cafeterías y destrozando la vida de tantas personas? Estos atentados, que se repiten cada vez con mayor frecuencia, deberían hacernos pensar sobre tantas cosas que, un escrito en un blog se me queda pequeño.
Yo me pregunto ¿Qué religión defiende o anima a sus fieles a semejantes barbaridades? en el nombre de Dios, Alá, Jehová y unos cuantos más se han cometido las atrocidades más grandes de la historia. ¿Hasta dónde llega la estupidez humana? ¿Qué impide que nos sentemos a dialogar y que cada quién respete lo que el otro venera y podamos convivir todos en paz? ¿Tan difícil es aceptar que nadie tiene la verdad absoluta, que todas las religiones cuentan con una buena base pero se deterioran cuando el poder las secuestra , y que todos tenemos un poco de razón? Si es así, ¿por qué no buscar un entendimiento y el objetivo común de hacer un mundo mejor para todos? Llamadme ilusa pero a mí, de verdad, se me escapa.
Después de espantarme con la noticia de Sri-Lanka, nuestra prensa me lleva a historias locales en la que las cercanas elecciones son otra muestra de la bajeza, la codicia y prácticamente todo lo que está mal en el ser humano. En lugar de centrarse en mejorar la vida de aquellos que pagamos impuestos (toda la vida y por todo) y a quienes supuestamente deberían servir, lo único que hacen es descalificarse los unos a los otros, mentir, insultar, menospreciar, ¡en fin! yo, por más que lo intento, no veo nada edificante en nuestros políticos. Gente que no me representa para nada se pelea por sentarse un tiempo «a gobernar» supongo que, con el fin de llenarse los bolsillos de la manera más rápida posible y después cobrar pensiones vitalicias con apenas unos meses de ejercer un cargo público en el que, según vemos en la televisión (como si fuera una gracia) muchos de los diputados, congresistas y demás fauna se dedican a jugar con su teléfonos o directamente a dormir mientras los demás exponen. Roban, desfalcan, se inventan titulaciones, cobran comisiones, la lista es interminable y, lo más jodido, pública. ¿Por qué tengo yo que cotizar 35 años para cobrar una pensión mientras que estos sinvergüenzas con unos pocos años de figurar ya la tienen garantizada de por vida? Supongo que sería muy difícil quitarles todos estos privilegios porque, sean del partido que sean, esto no lo van a tocar (¡aquí sí que se ponen todos de acuerdo!).
Me indigna haber estado años madrugando, trabajando, comportándome como una ciudadana decente para encontrarme en este momento sin saber a quien votar, sin sentir que ninguno de estos «políticos» ofrece nada constructivo y con la sensación de que, el mundo a las personas decentes se nos escapa de las manos. Sea Sri Lanka, sea Venezuela, sea España. Si los ciudadanos de a pie no cambiamos y tomamos cartas en el asunto, y pronto, sospecho que nos espera un futuro muy incierto. ¡Una pena! con lo bien que podríamos vivir todos.
¡Feliz lunes!
Enviat des del meu iPhone
Me gustaMe gusta