
Sospecho que estarás pensando que me estoy volviendo algo grandilocuente. Puede. Pero para una tarea tan descomunal, hará falta un objetivo parecido. Yo le doy muchas vueltas al tema de los sin techo, de los top manta, de los desempleados y, creo que para que las cosas cambien tendría que haber una nueva forma de hacerlas. Lo demás son parches que alivian temporalmente pero que, a la larga, no hacen más que agravar lo que sucede.
Por si hay alguien escuchando, aquí van algunas ideas que se me ocurre podrían llevarse a la práctica para mejorar la vida de muchas personas. Algunas son mías, otras me han llamado la atención porque ya se están haciendo en algún lugar. Cada una podría contribuir a mejorar nuestro entorno.
Antes de iniciar la lectura, te sugiero que abras tu mente y dejes de lado pensamientos como : ¡Qué utópico! ¡Eso nunca funcionará! ¡Qué locura! ¡Qué tontería!, por el contrario, intenta contribuir con una mejora a la idea o con tu propia sugerencia.
Allá voy:
- Hay cantidad de parques/jardineras/zonas verdes que están hechas un asco. Por el motivo que sea, el ayuntamiento o quien tenga que encargarse no lo hace por tanto, ¿por qué no contratar personas con un plan de trabajo bien supervisado que se encarguen de ello? No hay más que visitar países como Francia, Alemania o EE.UU. para ver la cantidad de gente empleada en trabajos de jardinería que embellecen las ciudades y los pueblos.
- Reforestar. Cuantos más árboles tengamos mejor será la calidad del aire que respiramos. Una vez leí que hace años una ardilla podría haber cruzado España de punta a punta sin bajarse de las copas de los árboles. Desconozco si esto es cierto pero, ¿no sería genial que así fuera? Eso sin contar la mejora de nuestro entorno.
- Quitar grafitis. Hay algunos que son obras de arte pero, seamos sinceros, la mayoría son una porquería que lo único que hacen es afear fachadas y mobiliario y dar a la ciudad un aspecto deplorable.
- Sembrar frutas y verduras ecológicas. Cada vez hay más demanda de estos productos, menos agricultores y precios más altos. Seguro que hay mil argumentos que expliquen esto pero, con la cantidad de tierra que hay en este país y la de gente desempleada, deberíamos ser de los primero productores del mundo de estos productos.
- Ayudar a las personas mayores, enfermas, solas. La soledad es un mal de nuestro tiempo. Aparear gente desempleada con gente necesitada podría ser una forma de ayudar a ambas partes.
- Construir viviendas dignas para personas sin hogar. ¿Por qué en un país supuestamente rico tiene que haber gente viviendo y pidiendo en la calle? Seguro que habría arquitectos y constructores dispuestos a supervisar a una cuadrilla de gente construyendo sus propias viviendas. Yo misma estaría encantada de aprender a poner baldosas y hacer nuevo mi cuarto de baño.
- Ir a leer o a hacer compañía a personas que están solas en asilos y hospitales. Yo intenté hacerlo en el Clínico pero, fue tal el desinterés, que opté por abandonar la idea.
- Ir a dar charlas a los colegios sobre experiencias de vida de gente que ya tiene años o ha sufrido una enfermedad grave, o un trauma y cómo lo ha superado. Se enseñan muchas pendejadas en los colegios e institutos y muy pocas cosas útiles para la vida real. A mi no me ha servido de nada saber dónde están los ríos más afluentes de España, las capitales del mundo o calcular una derivada (algo que no logré hacer nunca).
- La elaboración de programas de radio, televisión, cultura de nivel y con mensajes que sustituyan toda esa basura que nos hacen tragar hoy en día en la televisión y en la radio. Seguro que hay mucho talento que podría hacer cosas interesantes.
- Limpiar lugares públicos que cada vez están más sucios. Bosques, caminos, playas, descampados, etc. Ahora se ha puesto de moda que algunas empresas organicen este tipo de actividades pero, mucho me temo, que será una fiebre pasajera. Se hará una vez, se colgarán las fotos en Facebook, Instagram y…a otra cosa mariposa.
- Reciclar la ropa que descartan cientos de personas todos los días y volver a ponerla en el mercado de forma digna. En San Francisco estuve en una tienda que tenía expuesta la ropa de segunda mano con tanta elegancia y gracia que la hacía muy atractiva.
- Desplazarse a otros países a enseñar a los «nativos» trabajos que puedan serles útiles para no tener que salir de su país. Yo me pregunto ¿qué gracia tiene tener cada vez más africanos haciendo top manta en nuestras calles? No solo entran en conflicto con los comerciantes que pagan sus impuestos y alquileres sino que además son un incordio para desplazarse con tranquilidad por las aceras. No tengo nada en contra de que se ganen la vida pero, hay que pensar en nuevas formas de darles salida porque, cada vez hay más y no tiene pinta de que vaya a terminar bien.
- Crear una fábrica de embalajes 100% naturales para eliminar la cantidad ingente de residuos plásticos con que las empresas nos presentan sus productos. Estamos hartos de ver documentales de animales muriendo porque se atragantan con nuestros deshechos. ¿Hasta cuándo? El colmo, podemos seguir utilizando bolsas plásticas siempre y cuando estemos dispuestos a pagar por ellas. Menudo negocio redondo han hecho con esa ley. A mi me gustaría saber que uso se le da al dinero que pagan los que compran esas bolsas…
- Hacer compost de la basura orgánica para nutrir la cantidad de campos estériles que hay por toda España. Podríamos crear un país más verde, más sano, más productivo, más igualitario.
- Formar instaladores de placas solares, cuantos más mejor. ¡Qué incongruente! un país con tanto sol donde resulta prohibitivo ponerse una placa solar porque el lobby de las eléctricas y sus secuaces en la administración nos prohíben a los ciudadanos ahorrar y buscar energía limpia.
Todos conocemos gente que está cobrando el paro o ayudas y rascándose las narices. ¿Qué incentivo pueden tener si reciben dinero sin hacer nada a cambio? ¿Qué propósito e incentivo tienen en la vida? Es una falacia total el cuento de que apuntándose a formaciones, por otro lado subvencionadas por fondos europeos (y todos mas o menos conocemos la historia) van a encontrar un empleo digno. No hay empleos dignos porque cada vez hay menos empleos para gente que perdió el tren de las nuevas tecnologías, los idiomas y la juventud. Por tanto, sería interesante que nos preocupáramos todos en pensar qué hacer con los miles de personas que se quedan fuera de la categoría de «empleables».
Si tienes ganas de invertir, si estás en un puesto en el que puedes decidir, si quieres cambiar las cosas, ¡despierta! y plantéate que podríamos hacer entre todos. Yo estoy dispuesta a colaborar pero…sola, la verdad, se me escapa como hacerlo.
¡Feliz jueves!