
Esta película francesa nos muestra las neuras y disfunciones de una familia rica venida a menos y del servicio que trabaja en su fabulosa misión. Entretiene si bien, en mi opinión, se centra tanto en las excentricidades y neurosis de sus protagonistas que se queda corta a la hora de transmitir un mensaje algo más profundo que lo que se ve a simple vista.
Una madre obsesionada con la pérdida del único hijo varón pero que, en su momento no da importancia alguna a los abusos sexuales que sufre una de sus hijas cuando tiene siete años. Amigos que arrastran sus propios dramas y completan el cuadro neurasténico de la familia aunque, también aportan un toque de color y ternura a algunas escenas.
La lucha de clases también está presente con un grupo de sirvientes que intentan sobrevivir no solo sus dramas sino las humillaciones, algunas sutiles y otras no tanto, a las que la familia les somete.
Por último, las hijas: una protagonista obsesionada con un atractivo marido que le pone los cuernos de forma asidua y que ella insiste en recuperar. Esfuerzo inútil y patético que representa el bucle en el que caen muchas mujeres incapaces de vivir solas y, dispuestas a aceptar cualquier humillación con tal de mantener a una pareja que claramente se aprovecha de ellas. La hermana, una chiflada que vive en su propio mundo y no nos queda claro si siempre fue así o si el tarado de su marido, un ser patético, despreciable y prepotente, la acabó llevando a la locura.
Para dar un toque luminoso y étnico, la directora añade una niñita de color hija de los dos protagonistas cuya actitud discurre entre ser graciosa o repelente en igual medida. En algún momento de la película, en este mundo de gente rubia, piel blanca y ojos claros, la madre suelta una frase que puede abrir puertas para la reflexión: «al final todo esto será de ella.» Cada quien que lea entrelíneas lo que mejor le parezca.
Por último, el sexo que cómo podemos imaginar salpica la vida de estos protagonistas y en particular la del servicio. Da la impresión de que, para hacer soportable la vida doméstica, follar con el prójimo puede ser un gran aliciente. Me gustó la interpretación del ama de llaves. Una rotunda pelirroja con un marido al que un rayo dejó lelo y que, sin proponérselo, recupera volver a sentirse hermosa y deseada.
En resumen, una película entretenida que nos lleva a pensar que cada quien a su manera tiene algo de loco, a tomar conciencia de lo difícil que resultan las relaciones humanas, a celebrar las diferencias y a sentirte mejor cuando sales del cine. Con un poco de suerte, no vivimos en esa maravillosa mansión en la Costa Azul pero tampoco estamos rodeados de tanta disfunción…o si.
¡Feliz jueves!