
Este fin de semana hice una inversión en mí misma. Me compré un curso de canto y estuve sábado y domingo rodeada de gente estupenda que, con voz o sin ella, deseaba cantar. Terminé agotada pero contenta, muy contenta. La sesiones fueron de ocho horas así que no creáis que se trataba de ir un par de horitas a entonar unos la la la y listos. En este taller hay que traspasar la zona de confort, dejar que tus gallos salgan volando y asumir tu vulnerabilidad como mejor puedas.
Éramos trece personas y fue muy interesante descubrir cómo cuando estás delante de los demás cantando (o intentándolo), quién eres y cómo eres se manifiesta con una claridad pasmosa. El grupo no podía ser más variopinto. Había quien parecía querer superar su timidez, quien deseaba cantar más que nada en esta vida, quien quería mejorar su voz para transmitir liderazgo y seguridad en sus reuniones, quien se buscaba a si mismo con mayor profundidad, quien buscaba mitigar su dolor. Personalmente yo buscaba conectar con mi alma, descubrir quien soy cuando todo lo que se ve desaparece, cuando todo lo que yo creo que los demás ven no me sirve de nada porque allí, desnuda (metafóricamente hablando), cuando abres la boca y cantas…los demás te calan rápidamente. Apasionante, agotador, interesante, revelador…podría estar un buen rato escribiendo adjetivos.
Al final de la sesión, el domingo por la tarde, cada quien tuvo que cantar una canción previamente elegida. Yo canté un bolero. Tuve la gran suerte de que me asignaron cantarlo mientras bailaba con un apuesto chico más joven que mi hijo. ¡A veces los planetas se alinean para darte un regalo inesperado! No obstante mientras cantaba, con mi cabeza apoyada en su hombro y los ojos cerrados, quien vino a mi cabeza fue Patricio (mi marido fallecido en Dic 2017). Por unos segundos mientras cantaba ese triste bolero sentí que estaba bailando con él, que su alma se conectaba con la mía y que la letra de la canción describía con gran claridad lo, que si volviera a verle, le diría. Si me hubieran dejado, aún estaría cantando.
El profesor nos dijo al iniciar el taller que al final del mismo algunos sentiríamos energías moviéndose, emociones alineándose, transformaciones físicas y emocionales. No puedo deciros que sintieron los demás pero, si puedo contaros lo que observé, una chica con una enorme cicatriz en el torso que inició su sesión sin que prácticamente se le oyera y terminó cantando Memory de Barbra Streissand (vale, no llegó a los tonos más altos pero llegó muy, muy arriba), mi guapo compañero de baile que no tenía casi voz y se lanzó con una canción de Bruce Springsteen donde nos transmitió fuerza y decisión, una compañera que no se atrevía a mirar a nadie cuando empezó y terminó repartiendo abrazos, cariño y palitos de calabaza. Cada uno de los trece participantes regaló a los demás la posibilidad de verle superarse a si mismo, de compartir secretos profundos, de mostrarse sin tapujos, de ser por un par de días quien realmente deseaba ser.
Tanto en escuelas de negocios como en empresas deberían dedicar un tiempo al canto. Ahora pensaréis que se me va la olla (y es probable que un poco si que se me vaya) pero, si los directivos tuvieran que cantarles a sus empleados y estos tuvieran que cantarse entre ellos…al final de la jornada habría muchos menos problemas, se entenderían mejor y la gente sería más feliz. Yo he perdido tanto tiempo en reuniones inútiles, discusiones improductivas y tareas absurdas que ahora me pregunto qué habría pasado si la música hubiese formado parte activa de mi vida mucho antes.
Por cierto, el taller lo imparte magistralmente Olivier Charlot de la empresa Voz Viva (https://www.vozviva.es). Su método es diferente. Sus resultados sorprendentes. Si os gusta cantar, os animo a que os regaléis al menos uno de sus talleres.
Me voy a practicar mi respiración desde los pies…porque en el próximo taller tengo pensado cantar algo de Montserrat Caballé.
¡Feliz lunes!
Gracias por tus palabras y por tu relato del taller, muy personal y muy fiel a la vez. Has hecho un gran trabajo y te mereces con creces la gran mejora que has conseguido en estos 2 días.
Tú y tus lectoras sois más que bienvenidas cuando queráis en nuestros cursos 😉
Un abrazo fuerte,
Olivier.
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Gracias Olivier, ya tengo a mas de una amiga muy interesada en acompañarme al próximo taller 😉
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