El Cocinero de los Últimos Deseos

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Va por delante que a mí, cualquier película que me haga llorar me parece una buena película. Asumo que tanto el director como los actores buscan emocionarnos y, si he de sacar los kleenex, significa que lo han logrado.

Por otro lado, mi padre, mi suegro, mi marido y mi hijo todos han cocinado si bien, el único que se ha dedicado profesionalmente a ello ha sido mi hijo. Esto implica que no seré del todo objetiva a la hora de valorar esta película. Siento debilidad por los cocineros porque me encanta comer y porque los cuchillos, las cazuelas, los uniformes blancos y los platos humeantes me transportan a momentos muy felices de mi vida.

De todas formas, puede que os ayude saber que fui al cine acompañada de cuatro amigas, tres de las cuales también tuvieron que echar mano de sus pañuelos y la valoraron muy positivamente al salir.

Bueno, a lo que iba… a mi la película me ha parecido una pequeña joya en cuanto a la sensibilidad que transmite y a la elección de la música que convierte muchas de las escenas en poesía visual. Cierto es que el cine japonés no es precisamente de acción por tanto, los diálogos y las escenas van a un ritmo pausado aunque bellamente ejecutado.

La historia, basada en una novela, nos narra la vida de una saga de cocineros que se ven inmersos en situaciones personales donde la tragedia y la grandeza conviven a partes iguales. Intransigencia, perfeccionismo, generosidad, altruismo, amor, amistad, traición, valentía…todas estas emociones y algunas más, aparecen escenificadas con maestría.

En una escena nos encontramos salivando abundantemente ante unos manjares que parecen de otro mundo para minutos después tener que rebuscar en el bolso un pañuelo hecho trizas con el que seguir secándonos las lágrimas. La película nos hace pensar sobre las cosas que sacrificamos cuando perdemos de vista que tal vez el objetivo que nos hemos marcado no es lo único importante en la vida. También nos muestra lo importante que es valorar a las personas con las que compartimos la vida y el vacío que nos queda cuándo, por cosas del destino, éstas desaparecen.

Hace tiempo que no leo las críticas «profesionales» porque, sinceramente, la mayoría de las veces tengo la sensación de ir al revés del mundo. Calificaron como estupenda la de Tarantino que a mí me pareció una porquería; sin embargo, esta película no la ponen demasiado bien cuando…cosa rara en el cine, al terminar el público aplaudió. Eso puede darte una idea de lo bien encaminados que van los críticos…al final, lo mejor es ir a investigar tu misma y hacerte tu propio criterio.

Si puedo decirte que si lo tuyo son las películas de acción, tiros, sangre, cabezas rodando, persecuciones callejeras, lenguaje vulgar y escenas de sexo explícito…bien, esta no es tu película.

¡Feliz jueves!

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