
Soy de la generación que creyó en el «fueron felices y comieron perdices». A mí el mundo me educó para pensar que, una vez encontrado el hombre de mis sueños, la vida sería una aventura repleta de buenos momentos, viajes, noches románticas y, como no, sexo apasionante. Llamadme idiota pero, la mayoría de mis amigas, opina lo mismo. Bien, me llevó un tiempo y varias adversidades entender que, para nada, el matrimonio o el «amor» garantizaban algo así.
Acabo de leer el libro Autopsia de una Esposa Aburrida y de ver la obra de teatro Escenas de la Vida Conyugal. Ambas experiencias me han hecho reflexionar sobre la poca continuidad que hoy en día tienen la mayoría de las relaciones. Analizo mi matrimonio en concreto, no exento de altibajos pero que, considero feliz y no cambiaría por nada del mundo, e intento comprender que nos llevó a cumplir casi 40 años de casados.
Para la mayoría, el matrimonio empieza como una feliz aventura, llena de planes e ilusiones en la que parece que todo será coser y cantar. A medida que pasan los años, en algunos casos incluso los meses, caemos en la rutina, dejamos de mirarnos con los mismos ojos, empezamos a interesarnos cada quien en sus cosas y un buen día, miramos a quien tenemos al lado y ya no le reconocemos o, lo que es peor, ya no nos reconoce. Cada pareja resuelve las cosas como mejor sabe y, lamentablemente, la mayoría acaban separándose.
¿Qué es lo que falla en esta institución? ¿falta de compromiso? ¿expectativas irreales? ¿aburrimiento? Tanto en el caso del libro como en la obra de teatro, aparece una tercera persona que suele ser el detonante que lleva a la disolución de la relación de la pareja. No me resulta desconocida la historia por tanto, no juzgo, solo intento reflexionar y entender que mantiene unidas a las parejas que pasan por algo así. Intentaré hacer una lista de lo que creo puede ayudar a quien navega entre aguas turbulentas.
- Una gran capacidad de perdón. Es difícil controlar las emociones y más cuando estas parecen fuegos artificiales que prometen llevarnos a ese paraíso que andamos buscando.
- Compromiso para no hacernos daño. Si en algún momento nos amamos, tiene sentido intentar mantener esa parte de nuestras vidas intacta y arreglar las cosas como personas civilizadas sin entrar en rencores, reproches y guerras absurdas.
- Madurar y reconocer que, generalmente, el problema no es del otro (o de la otra) sino de uno mismo. Todos conocemos innumerables historias de gente que se separa para después ser igual o más infeliz que antes de hacerlo.
- Respeto, transparencia, sinceridad y compasión para ambas partes. Tanto el que se marcha como el que se queda tienen derecho a saber que salió mal, a poder expresar lo que sienten y a procesar su pena como mejor puedan. No hay nada peor que quedársela dentro.
- Poner en la balanza lo que dejo y lo que busco, tal vez tenemos mucho más de lo que pensamos y solo hemos perdido el norte porque, al igual que sucede con las vacas, la hierba siempre parece más verde al otro lado del prado.
Observo a mis padres que ya han cumplido 62 años de casados y les veo besarse cariñosamente al irse a dormir y al levantarse. Admiro la complicidad que existe entre ellos aún cuando la vida no siempre se los ha puesto fácil. Envidio verles juntos y pasar la difícil etapa de la vejez preocupándose el uno por los achaques del otro. Mucha generosidad, mucho compromiso, mucho reconocimiento y admiración hacia el otro, unas cuantas risas, algún bufido esporádico y amor desinteresado porque, después de todo, como un día me dijo alguien que ya no está…amar es perdonar, perdonar es olvidar, olvidar es darse a uno mismo la oportunidad de volver a empezar siendo un poco más sabios.
¡Feliz viernes!
Sobre el amor. Que extraordinarios pensamientos, lucidos, serenos y conectados con humilde sinceridad, algo que nos falta en buenas dosis a los humanos para reconocer y reconocernos en nuestros actos. Muy buenas noches amiga.
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Gracias Vicky, intento escribir desde el corazón porque es desde ahí donde podemos conectar de forma sincera con los demás. Feliz fin de semana!
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