Tosca, si lo sé empiezo antes con la ópera

La ópera no me entusiasma, o mejor dicho, no me entusiasmaba hasta ayer.   Ahora, repentinamente, me encuentro descargando arias del Apple Music Store como si la vida me fuera en ello.  

Siempre consideré a los amantes del género como gente un tanto anticuada que disfrutaba escuchando a otros que gesticulaban algo más de la cuenta sobre el escenario.   Eso os puede dar una idea acerca de mi cultura operística hasta la fecha. 

El sábado asistí al estreno de la temporada de ópera en la Scala de Milán, el evento más importante de la ópera en el mundo.   Para que os hagáis una idea, las entradas pueden superar los €2.500 y, tuve el privilegio de sentarme en primera fila gracias a la magia de la retransmisión en directo. Tosca de Giacomo Puccini, de La Scala al Cine Boliche en la Avd. Diagonal. ¡Qué regalo!

Apenas se apaga la luz empieza la magia y, entre penumbras, intuimos más que vemos las estructuras, la decoración, lo logrado del ambiente, los personajes que poco a poco van desfilando sobre el escenario.   Las voces son impresionantes pero, si cantan en La Scala, no esperaría otra cosa.   

De repente Cavaradossi, el eterno enamorado, sube una escalera mientras canta Recondita Armonía y todos los pelos de mis brazos se ponen de punta, me recorre un escalofrío y quiero reír y llorar al mismo tiempo.   Marcelo Álvarez, el tenor, me llega al fondo del alma y siento que está cantando para mi, que está cantando lo que toda mujer sueña que algún día un hombre le cante y, aunque no entienda lo que dice porque la emoción ya no me deja ni leer los subtítulos, siento que me estoy enamorando del personaje, de la canción, de la ópera, de la vida.   

Mi sorpresa ante mi propia reacción es tal que le paso un pañuelo a la amiga que tengo al lado que sorprendida me dice, ¿por qué me das un kleenex?, ¿no lo necesitas? le contesto, no, dice ella; pienso que yo sí, que necesito el paquete entero.   

En las notas de su obra Puccini da un masaje a las fibras más sensibles del alma, nos transporta al infinito, nos hace sentir que la vida es bella, que el ser humano es redimible y que después de escucharle, somos mejores personas.  Las dos horas y media pasan en un suspiro y, cuando baja el telón y los artistas se despiden, seguimos sentadas en nuestros asientos intentando que las emociones que nos han hecho vivir perduren un poco más. Que la magia no desaparezca cuando salgamos a la calle. Nos marchamos felices y yo, finalmente entiendo porqué hay gente que vive enamorada de la ópera.

Si no es un género que has disfrutado, te animo a que pruebes. Descárgate esa canción en concreto y, si no te mueve un pelo, guárdatela para más adelante. Algún día, si tienes suerte, lo entenderás.

Escucha, escucha https://open.spotify.com/track/0sAPIGFoyI2uUHPjVlDq4L?si=Zj_xCUJlRkG_YXYZy4jB2A

¡Feliz lunes!

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