
Acabo de leer este libro del Dr. Stone y aprovecho para informaros que, a partir de ahora, aquellos que me seguís, ampliaréis vuestro conocimiento sobre la medicina energética.
El Dr. Stone (1890-1981) es considerado el padre de la Terapia de la Polaridad y dedicó toda su vida a demostrar que mediante una alimentación adecuada, pensamientos positivos y unos ejercicios sencillos que ayudan a mover la energía en el cuerpo, las personas podíamos mantenernos sanas por muchos años.
Llevo varios años leyendo sobre medicina energética y unos cuantos meses estudiándola y he de confesaros que, para mí, lo más difícil fue vencer el escepticismo respecto a como la energía y su movimiento son la clave para curar a las personas. Ahora ya llevo unos meses observando como lo que el Dr. Stone enseñaba funciona y, he visto resultados sorprendentes en pacientes que, por ejemplo, llegan a la consulta sumamente angustiados y se marchan con una sonrisa de oreja a oreja y confirmando que se sienten mucho mejor. No soy yo quien aplica el método, yo solo asisto a la persona que lo hace, no obstante, día a día y en primera persona compruebo que algo que hasta no hace mucho me habría parecido magia, es una realidad poco conocida, prácticamente no aplicada y muy perseguida por las farmacéuticas y muchos médicos de enfoque y alcance limitado. A estos grupos no les interesa que las personas adquieran el conocimiento y puedan aplicar técnicas sencillas para mantener alejadas la enfermedad y todo lo que la misma acarrea.
Durante muchos años el Dr. Stone estudió y practicó la medicina oriental y dedicó parte de su vida a escribir libros y manuales para divulgar estas técnicas que en Occidente son relativamente nuevas pero, en Oriente llevan miles de años de aplicación. Curar con las manos, abrir chakras, mover energías además de reiki, tapping y muchas otras terapias tienen como base el trabajar con la fuerza vital que todo lo mueve y de lo que todo está hecho, la energía.
Este libro del Dr. Stone está escrito en un lenguaje sencillo, práctico y ameno. No es necesario ser terapeuta o médico para entenderlo, simplemente hay que hacerlo con la mente abierta y la humildad de reconocer que, aunque creamos saber mucho, la realidad es que sabemos bien poco y todavía hay mucho por experimentar y descubrir. Solo hemos de darnos permiso para vencer las creencias que nos limitan, el miedo a probar lo desconocido y la tendencia a pastar con el resto del rebaño.
¡Feliz viernes!