
Hace unas semanas, cargada de frustración y rabia, escribí un artículo sobre la odisea que implicó intentar contratar con ENDESA la electricidad para mi nueva vivienda. A pesar de que quedaron en que esa misma semana lo harían, pasaron 10 días y, ni me contactaron, ni me instalaron la electricidad.
Decidí buscar otras alternativas y un amigo me recomendó la empresa de Gerona, SOM ENERGÍA. La primera alegría fue que UN SER HUMANO contestó el teléfono casi de forma inmediata. Le expliqué mi dilema y amablemente me indicó que necesitaba el número de CUPS. Me comentó que necesitaría un par más de documentos y con esa información ya podían proceder a instalarme el contador y darme de alta la electricidad.
Paralelamente, y para evitar recibir un cargo por el alta de parte de ENDESA, me cuesta mucho fiarme de estos elefantes blancos donde la atención al cliente es cosa del pasado y lo único que persiguen es quedarse con mis euros, decidí anular la solicitud que había iniciado casi dos semanas antes. Renuncié a intentar hablar con alguien por teléfono y me fui a su página web donde, por suerte, encontré un chat en el que, todo sea dicho, me contestó con gran rapidez y amabilidad una chica a la cual le expliqué la situación y le pedí que cancelara mi petición previa. La pobre chica intentó por todos los medios que no me fuera, que si paso una reclamación inmediata, que si le doy urgencia al tema…le faltó decirme que venía ella con unas herramientas y me instalaba el dichoso aparato.
Agradecí a la persona del chat su eficacia y amabilidad y le comenté que, francamente, era una pena tener una persona tan amable y eficiente (que conste que nunca llegamos a hablar, solo chateamos) a cargo de la anulación de todo el agobiante proceso.
Lo más sorprendente es que mientras los de SOM ENERGÍA me estaban instalando el contador, los de ENDESA me contactaban para decirme que mi número de CUPS no correspondía a lo que había en un registro o algo por el estilo que, la verdad, a esas alturas…me importó un carajo.
SOM ENERGIA me mantuvo informada en todo momento de lo que estaban haciendo, me proporcionó la electricidad antes de lo que estaba previsto, se mostraron encantados de que fuese su cliente y me dejaron con la sensación de que mi factura será mucho más ajustada que la de su competidor.
Este parece ser el problema de muchas empresas hoy en día. Detrás de obtener beneficios se olvidan de uno de los aspectos más importantes: La Atención al Cliente que, después de todo, es quien paga por el servicio. No deja de asombrarme que algo tan elemental se les escape a las mentes pensantes de las grandes corporaciones e instituciones. La verdad es que espero que cada vez más los consumidores seamos más exigentes con el servicio que se nos proporciona y, cuando eso no suceda, tomemos cartas en el asunto y favorezcamos a las pequeñas empresas que cumplen con aquello por lo que nos cobran.
¡Feliz miércoles!