Voice of Fire, ¡búscalo en Netflix!

Como muchas personas que conozco, yo también habría querido dedicarme a la música, al arte, al canto, al teatro o al cine. Estaréis de acuerdo conmigo en que, la mayoría llevamos en lo profundo del alma un alter ego frustrado y algo triste, al que le habría gustado tomar posesión de nuestra vida y convertirnos en seres profundamente realizados a través de alguna expresión artística. A mi me pasa y, curiosamente, cuando me siento en confianza para comentarlo, mi interlocutor acepta tímidamente que a él o a ella les sucede lo mismo.

Reconozco que esos programas en los que salen personas de apariencia común, vidas trastocadas y complejas y, de repente, suena la música, abren la boca y empiezan a cantar con unas voces que te transportan al cielo, me encantan. No sé cuantas noches habré pasado mirando capítulos antiguos de La Voz, American Idol, Operación Triunfo y cosas similares y me he emocionado escuchando a aquellos que logran lo que a mi me habría gustado lograr pero, no tengo la voz ni el talento para hacerlo. Da igual, su alegría se convierte en mi alegría y, dado que todos somos uno, me siento muy feliz por sus logros y éxitos.

Es así como navegando por Netflix me tropiezo con Voices of Fire, una serie de siete capítulos en los que un párroco negro decide formar un coro de Gospel, diferente a todo lo que se ha hecho hasta la fecha, y nos muestra el proceso que abarca desde el casting, pasando por los ensayos y terminando con un espectáculo precioso.

En esta serie he reído, he llorado, me he emocionado y, como suele sucederme cuando entro en contacto con este tipo de actividades, he recuperado la fe en el ser humano. El proceso de casting resulta conmovedor y bello, cada persona es una historia y la mayoría tiene un componente trágico…la gente acaba cantando para exorcizar sus penas. Mujeres y hombres con los que podríamos cruzarnos en la calle y no imaginar, ni remotamente, el tesoro que poseen y la sensibilidad que comunican con sus voces.

El espectáculo final es de una gran belleza porque nos muestra el triunfo de la pasión, el amor, la perseverancia y la ausencia de miedo. Cada cantante se supera a si mismo, cada persona que forma parte del coro recoge con creces aquello por lo que ha luchado, una parte de sus sueños convertida en realidad. Llamadme sentimental pero, pocas cosas se comparan a la capacidad del ser humano de trascender lo cotidiano, elevarse a lo divino y formar parte de algo más grande que él mismo. Simplemente magnífico.

¡Feliz sábado!

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