Siento que empiezo a desvariar…

Al inicio de este encierro, totalmente involuntario, decidí que aprovecharía el tiempo, no encendería la televisión y me limitaría a navegar por las redes sociales para enterarme de todo aquello que la prensa no nos cuenta. A dos semanas de tan esperpéntica situación me encuentro sentada en el sofá, totalmente agotada y extremadamente confusa.

Me explico. He de felicitar a la gente que prepara videos, escribe artículos y genera noticias respecto a lo que está sucediendo. Los hay francamente magistrales, bien arguméntalos, mejor documentados y difíciles de rebatir. Solo hay un problema, hay tantas cosas circulando que al final resulta imposible decantarse por una respuesta a esta locura colectiva.

Al inicio de la cuarentena circularon noticias sobre si el virus se había escapado de un laboratorio en China cuyo objetivo era desmontar la economía de Estados Unidos, parecía verosímil pero pronto hubo un contraataque en el que argumentaban que era Trump quien había ordenado fabricar el virus para fastidiar a los chinos. Verosímil también.

Unos días más tarde apareció un video muy bien producido de un chico que hablaba sobre una conspiración de los illuminati (pensaba que solo eran producto de las novelas de Dan Brown) y explicaba una teoría en la que el número 33 era clave para la manipulación mental de las masas. De manera sorprendente mostraba unos veinticinco titulares de noticias en las que el número 33 salía en cada una de ellas. Daba mucho que pensar.

También recibí un escrito en el que se argumentaba que los del Club Bilderberg se habían reunido en Davos, habían probado la vacuna y habían decidido poner en marcha esta supuesta pandemia para diezmar a la población mundial. Hace un rato me ha llegado un escrito de una doctora en el que, con excelentes razonamientos, explica que se trata de un virus de laboratorio creado para terminar con las personas que tienen un sistema inmunológico comprometido (que al final acabaremos hablando todos como personal sanitario).

El último video que he mirado es de un científico de renombre que explica, al final de una conferencia que parece muy seria, que el virus es la respuesta de nuestro organismo a los cambios de vibración del planeta ocasionados por la interferencia de la energía artificial. Proporciona datos muy convincentes respecto a fechas en que salieron adelantos tecnológicos y cómo en cada caso, seis meses después hubo una «pandemia» parecida a la actual. Se trata del cuerpo humano intentando adaptarse al nuevo nivel de vibración. A estas alturas esto también me parece creíble.

Por aquello de «cuando el río suena, piedras trae», yo sigo creyendo que este virus no se ha creado espontáneamente sino que es un montaje de laboratorios, OMS y gobiernos corruptos para vendernos vacunas, controlar a las masas que empiezan a pensar demasiado por si mismas (aunque a veces tengo serias dudas de que eso sea así) y meternos el miedo en el cuerpo porque desde ahí nos manipulan como quieren.

Podría escribir más pero, no quiero hacerme pesada. Estoy segura de que compartís mi confusión y desconcierto. He decidido por tanto que voy a dejar de leer y mirar las noticias que circulan por internet y voy a pillarme un buen libro, Spotify, Netflix y una barrita de chocolate y ya regresaré a las redes sociales cuando finalice esta locura que, confío sea temporal y no nos deje secuelas.

¡Feliz fin de semana!

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