Ricardo Darín, que gran actor

Hace un par de semanas fui a ver la obra de teatro Escenas de la Vida Conyugal protagonizada por Ricardo Darín y Andrea Pietra. Por el título pensé que sería un drama pero, por suerte, se trataba de una comedia dramática así que, a pesar de su fondo algo desgraciado, hubo muchos momentos en los que reír.

Estaréis pensando que voy al teatro sin prácticamente saber lo que voy a ver y, en este caso, tenéis razón. Iba por la Travessera de Gracia caminando con un amiga y pasó un autobús con la foto de Darín en el lateral. Las dos dijimos a la vez ¡Ricardo Darín!, nos quedamos leyendo el cartel que acompañaba a la foto y acto seguido también coreamos al unísono ¡hay que ir a verla!.

Daría igual que hubiese sido un bodrio de obra, digamos que si Darín es el protagonista, a la mayoría de las mujeres nos importa un rábano de que va la obra porque, la realidad es que solo ver a este hombre en el escenario ya es un regalo para las pestañas.

Una amiga preguntó en un WhatsApp ¿qué tiene Darín que nos vuelve locas a todas?, obviando la generalización (habrá quien odie el acento argentino y que no sea su tipo), la verdad es que a las que nos gusta, nos gusta muchísimo. Intentaré hacer una disección fría y objetiva de este personaje.

Darín no tiene la belleza de Brad Pitt ni de George Clooney, no es muy alto (a mi no me importa), luce una pancita cervecera tamaño small, en resumen, es un chico del montón hasta que abre la boca y acompaña su discurso con esa mirada absolutamente cautivadora, esa sonrisita que más que verse se intuye y esa humanidad desbordante que hace que queramos pasar horas escuchándole, mirándole, adorándole. Puede ser ese acento argentino envolvente y seductor, esa actitud entre chulesca y caballerosa, ese lenguaje corporal que promete travesuras y pasión en partes iguales.

Adorando al caballero en cuestión me he olvidado de hablaros de la obra. Magnífica. Dos personajes que actúan magistralmente y en el escenario tienen un engranaje perfecto. Triste, divertida, dramática, todo se mezcla y el público se ríe porque, sin lugar a dudas, se siente plenamente identificado con los diálogos, los desencuentros y los «vueltos a encontrar».

Hay quien a todo le descubre un pero, personalmente soy de buen conformar así que, como crítica de teatro, qué se yo, igual me equivoco pero, asumo que la sala hasta los topes y los aplausos durante y al final de la obra van bastante alineados con lo que me llevé de esta puesta en escena.

Espero que ambos actores regresen pronto a Barcelona y, si Andrea no puede venir, no pasa nada, con Darín vamos sobradas.

¡Feliz jueves!

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